Todos pensamos que no necesitamos un seguro hasta que sucede algo. Y cuando sucede no estamos cubiertos y nos falta apoyo. Es por eso que insistimos a nuestros clientes.

Hace ya tiempo, hubo un caso en el que un segurata que cumplía su ronda habitual. Todo iba perfecto, era una noche tranquila. Cuando ya estaba acabando su turno, su vida dió un giro de 180º. 

Respondió la llamada de su compañero que había sido llamado de emergencia por su compañero de guardia. Había sido asaltado y golpeado por un delincuente, que aprovechando el momento robó la pistola de su compañero.

Cuando llegó a la escena solo tuvo unos segundos para asistir a su compañero pero que no fueron suficientes para protegerse del disparo del delincuente. Esta bala le dejó inválido de por vida.

El delincuente fue apresado en la cárcel y él en una silla de ruedas.

Sin seguro de vida no tenía a nadie que velará por sus intereses.